Frente a este tipo de fenómenos los gobiernos provinciales, cantonales y parroquiales deben coordinar acciones que fortalezcan la preparación y respuesta. A nivel provincial, es fundamental actualizar planes de contingencia, asegurar rutas de evacuación, reforzar la infraestructura vial y apoyar la gestión de riesgos en los cantones. Los gobiernos cantonales deben identificar zonas vulnerables, limpiar drenajes y alcantarillado, habilitar albergues y organizar comités de emergencia. Por su parte, los gobiernos parroquiales, por su cercanía con la comunidad, deben socializar las medidas preventivas, monitorear amenazas locales y garantizar la organización comunitaria para una respuesta rápida. La articulación entre estos tres niveles es clave para proteger la vida y reducir impactos.