Cambio Climático

Cambio Climático

de Dayana Stefanía Naranjo Pozo -
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Buenos días estimados compañeros, a continuación mi intervención:

Después de analizar el video y observar el gráfico, puedo ver con mucha claridad cómo la mitigación y la adaptación no son procesos aislados, sino dos componentes que deben integrarse para lograr un desarrollo verdaderamente resiliente. La imagen muestra un contraste muy marcado entre escenarios donde predominan prácticas no sostenibles y otros donde se aplican soluciones climáticas adecuadas.

En la parte izquierda se observa cómo las actividades humanas que no consideran los límites de los ecosistemas, como la deforestación, la agricultura intensiva, el uso excesivo de fertilizantes, la urbanización desordenada y la sobreexplotación del mar generan una cadena de impactos negativos: pérdida de biodiversidad, erosión de suelos, contaminación del agua, menor producción agrícola, reducción de pesca y un aumento considerable de la vulnerabilidad de las comunidades. Esto afecta directamente la salud, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua y, en general, la estabilidad social y económica.

Por otro lado, el lado derecho del gráfico muestra el efecto positivo de integrar acciones de mitigación y adaptación. La reforestación, la energía de bajas emisiones, la agroecología, la movilidad sostenible, la protección de manglares y arrecifes, así como el manejo adecuado del agua, fortalecen los sistemas naturales. Cuando los ecosistemas están sanos, también se fortalecen los medios de vida humanos: hay más agua disponible, los suelos son más fértiles, se protege la biodiversidad, se reducen riesgos de inundaciones y deslizamientos, y se promueve una economía local más estable y sostenible.

Este vínculo entre sistemas humanos y naturales demuestra que la resiliencia no se construye solo desde la tecnología o las políticas, sino desde el reconocimiento de que dependemos directamente del estado de los ecosistemas. Integrar mitigación y adaptación permite reducir los efectos del cambio climático, proteger la salud, garantizar alimentos, preservar fuentes de agua y generar oportunidades económicas más sostenibles.

En conclusión, el desarrollo resiliente solo es posible cuando entendemos que nuestras acciones sobre el ambiente repercuten directamente en nuestra calidad de vida y en la de las futuras generaciones. Un enfoque integrado nos permite avanzar hacia sociedades más seguras, sostenibles y preparadas para enfrentar los desafíos climáticos.

 Gracias, saludos cordiales
Dayana Naranjo