El Banco de Desarrollo del Ecuador enfrenta importantes desafíos para incrementar el financiamiento climático. En primer lugar, tal como señala el capítulo 4, necesita adecuar su gestión de la deuda y su marco fiscal a las nuevas demandas del financiamiento verde, lo que requiere fortalecer sus capacidades para emitir instrumentos temáticos (como bonos verdes, sociales y sostenibles), mejorar los sistemas de medición, reporte y verificación (MRV) y asegurar que su cartera de créditos esté alineada con los objetivos climáticos del país. Desde la perspectiva del capítulo 5, también debe integrar de forma sistemática los riesgos climáticos físicos y de transición en sus procesos de evaluación financiera y crediticia, lo que implica contar con mejor información, desarrollar metodologías propias para analizar riesgos climáticos y ajustar su estructura institucional para cumplir con estándares globales como los establecidos por TCFD. Finalmente, el capítulo 8 resalta que el BDE debe ampliar su capacidad de acción mediante la construcción de una cartera sólida de proyectos verdes junto con los GAD y el sector privado, adoptar taxonomías coherentes con referentes internacionales, fortalecer las capacidades técnicas a nivel interno y territorial, facilitar el acceso al financiamiento climático para los gobiernos locales y consolidarse como un actor estratégico en la movilización de recursos climáticos, atrayendo fondos internacionales e inversión privada mediante esquemas de cofinanciamiento e instrumentos financieros innovadores.