El financiamiento climático se refiere a los recursos económicos destinados a prevenir, mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático, especialmente en los países y comunidades más vulnerables.
Estos recursos permiten financiar acciones como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la protección de ecosistemas, la infraestructura resiliente, los sistemas de alerta temprana y el fortalecimiento de sectores clave como la agricultura, la ganadería y la gestión del agua.
Para el Ecuador, el acceso al financiamiento climático es fundamental para enfrentar fenómenos como El Niño, reducir riesgos de desastres naturales y proteger los medios de vida de la población. Sin embargo, persisten desafíos importantes, como el acceso oportuno a fondos internacionales, la formulación de proyectos técnicos sólidos y la transparencia en la ejecución de los recursos.