Planificación local frente a El Niño: una respuesta integrada desde la salud, la prevención y la inclusión

Planificación local frente a El Niño: una respuesta integrada desde la salud, la prevención y la inclusión

de Ana Karen Rocafuerte Ruiz -
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Tras revisar la información sobre los escenarios estimados para el fenómeno de El Niño en Ecuador, es evidente que la anticipación y la planificación multinivel son claves para reducir riesgos y proteger a la población, especialmente a los grupos más vulnerables, como los adultos mayores.

Desde mi experiencia como psicóloga clínica trabajando con este grupo, sé que eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías o deslizamientos no solo generan daños materiales, sino también impactos profundos en la salud mental: ansiedad, estrés postraumático, sensación de desamparo y exacerbación de condiciones crónicas.

Por ello, propongo que los gobiernos subnacionales (provinciales, cantonales y parroquiales) adopten las siguientes medidas de manera coordinada y con enfoque preventivo:

1. Gobiernos provinciales: coordinación estratégica y recursos

  • Sistema de alerta temprana integrado con información climática, hidrológica y de salud.

  • Fondos de contingencia para respuestas rápidas en salud, alimentación y reubicación temporal.

  • Fortalecimiento de capacidades en los cantones para la gestión de riesgos, con especial atención a la protección de adultos mayores, personas con discapacidad y comunidades rurales.

  • Planes de evacuación y albergues adaptados a necesidades geriátricas (medicación, movilidad, alimentación especial).

2. Gobiernos cantonales: implementación local y protección comunitaria

  • Mapas de riesgo actualizados que identifiquen zonas inundables, inestables o con escasez hídrica, y prioricen la protección de asentamientos de adultos mayores.

  • Programas de mantenimiento de infraestructura crítica: drenajes, quebradas, sistemas de agua potable y vías de acceso.

  • Centros de acogida climatizados y seguros, con personal capacitado en atención geriátrica y psicosocial.

  • Campañas de información clara y accesible sobre medidas de preparación, dirigidas a toda la población pero con canales especiales para adultos mayores (radio local, visitas domiciliarias, centros de día).

3. Gobiernos parroquiales: respuesta comunitaria y acompañamiento

  • Comités de riesgo local con participación activa de adultos mayores, cuidadores y líderes comunitarios.

  • Brigadas de apoyo psicosocial y sanitario para visitar a personas en situación de dependencia o aislamiento antes, durante y después del evento.

  • Sistemas de vecinos solidarios (“vecino vigía”) para monitorear a adultos mayores que viven solos.

  • Espacios de contención emocional y recreación en momentos de crisis, para reducir el estrés y fomentar la cohesión social.

4. Integración de la salud mental en la gestión del riesgo

  • Capacitación a funcionarios locales en primeros auxilios psicológicos y detección de signos de angustia en adultos mayores.

  • Inclusión de psicólogos y trabajadores sociales en los equipos de respuesta ante emergencias.

  • Programas de recuperación emocional post-evento para prevenir duelo complicado, depresión o cronificación del trauma.

5. Enfoque transversal: género, interculturalidad y ruralidad

  • Considerar que las mujeres adultas mayores suelen ser cuidadoras y pueden tener menor movilidad o acceso a información.

  • Respetar conocimientos tradicionales sobre predicción del clima y manejo del territorio, especialmente en comunidades indígenas y rurales.

  • Asegurar que la ayuda humanitaria llegue a zonas alejadas y a hogares de adultos mayores con bajos recursos.


Conclusión:
La información sobre El Niño no debe quedarse en un reporte técnico; debe traducirse en acciones concretas, inclusivas y anticipatorias. La gobernanza climática local es una oportunidad para salvar vidas, proteger la salud integral de la población y construir comunidades más resilientes y solidarias. Como profesional de la salud mental, insisto en que cuidar el clima también es cuidar la mente, y que los adultos mayores no pueden quedar al margen de estas políticas. Solo con una respuesta coordinada, humana y preventiva podremos enfrentar los desafíos climáticos con dignidad y eficacia.