Medidas que tomen los gobiernos provinciales, cantonales y parroquiales

Medidas que tomen los gobiernos provinciales, cantonales y parroquiales

de Emilio Jose Teran Villafuerte -
Número de respuestas: 0

Un saludo con todos,

Después de ver el video que muestra las alertas sobre los posibles impactos del fenómeno de El Niño en el Ecuador, debemos entender que no se trata de un futuro lejano; es una amenaza cíclica y cada vez más intensa que golpea nuestras costas, nuestras cuencas y a nuestra gente más vulnerable. Ver las imágenes de inundaciones, deslaves y destrucción nos recuerda que no estamos preparando el territorio para lo que viene, sino para lo que ya ha llegado repetidas veces.

Esta no es solo una emergencia para los organismos de socorro. Es, sobre todo, un fracaso de la planificación territorial. Si seguimos permitiendo que las poblaciones crezcan de manera espontánea y desordenada, especialmente en laderas inestables, planicies de inundación o ciudades costeras saturadas, estamos firmando el acta de la próxima tragedia. La clave está en que los gobiernos locales asuman su rol con una mirada preventiva y valiente, decidiendo no solo cómo responder, sino dónde y cómo permitimos que vivamos.

Desde esa convicción, planteo las siguientes medidas que cada tipo de gobierno puede realizar:

1. Gobiernos Provinciales: Articuladores del territorio resiliente

Su tarea es tejer una red provincial que no colapse ante las lluvias torrenciales o las sequías extremas que trae El Niño.

  • Medida clave: Desarrollar Planes Provinciales de Ordenamiento Territorial con Enfoque de Riesgo Climático. Estos planes deben delimitar con absoluta claridad las zonas de alto riesgo no urbanizable (riberas de ríos, laderas con alta pendiente, zonas de drenaje natural) y crear los instrumentos legales y financieros para relocalizar asentamientos informales existentes. No podemos gestionar el riesgo donde nunca debió haberse construido.

  • Acción concreta: En lugar de concentrar toda la inversión en la capital, promover la "desconcentración productiva y habitacional". Incentivar (con tierra, servicios, créditos) el desarrollo de poblaciones intermedias y cabeceras cantonales en zonas seguras y altas, lejos de las planicies de inundación. Esto reduce la presión humana en las áreas más expuestas y crea polos de seguridad y desarrollo.

2. Gobiernos Cantonales: Constructores de ciudades seguras y cuidadoras

Alcaldes y concejales, su cantón debe ser un refugio, no una trampa. La planificación urbana es su primera y más poderosa herramienta de gestión del riesgo.

  • Medida clave: Implementar Planes de Uso y Gestión de Suelo con carácter vinculante y preventivo. Esto significa congelar absolutamente la expansión urbana en zonas de riesgo identificadas y destinar esos suelos para parques de retención, corredores ecológicos y agricultura de amortiguación. La prioridad debe ser la densificación inteligente y controlada en áreas seguras y bien servidas, manejo responsable de recursos, evitar obras que no cumplan los objetivos de mejorar el entorno urbano y la movilidad eficiente como son vías anti técnicas, gastar recursos en parchar vías existentes y que son caóticas por tener que usar el presupuesto asignado en lugar de asumir una mejor planificación para promover proyectos viales que promuevan una movilidad eficiente, reubicar asentamientos que no se encuentran el zonas adecuadas para su servicio y conexión.

  • Acción concreta: Invertir en la infraestructura verde y gris que salva vidas, ampliar y mantener cauces, construir diques y defensas naturales (manglares, humedales rehabilitados), y garantizar que los sistemas de drenaje pluvial sean prioridad absoluta. Paralelamente, trabajar con la provincia para ofrecer opciones de vivienda social y lotes seguros y equipados en zonas altas, como alternativa real para las familias que hoy viven en la línea de fuego de las quebradas.

3. Gobiernos Parroquiales: Guardianes comunitarios del territorio

Compañeros parroquiales, ustedes son los ojos, los oídos y el corazón en el terreno. Conocen cada quebrada y cada familia en riesgo.

  • Medida clave: Fortalecer los Comités de Gestión de Riesgos Parroquiales y los sistemas de alerta temprana comunitaria. Su voz debe ser vinculante en los planes de ordenamiento cantonal y provincial. Deben mapear participativamente los riesgos y las familias vulnerables y ser los primeros respondientes.

  • Acción concreta: Liderar programas de manejo de microcuencas y reforestación urgente en las partes altas, para reducir el arrastre de sedimentos y deslaves. Promover agricultura de laderas con técnicas de conservación de suelos (terrazas, zanjas de infiltración) que mitiguen la erosión. Y algo fundamental: vigilar y denunciar activamente cualquier nuevo asentamiento en zonas de riesgo, trabajando con el cantón para ofrecer alternativas inmediatas, evitar el gasto de recursos en obras innecesarias que correspondan a otros niveles de gobierno, gestionar la concreción de proyectos con la participación de gobiernos de niveles superiores mediante la planificación estratégica de la parroquia.

Conclusión: Planificar con memoria y con futuro

El fenómeno de El Niño nos ha golpeado antes y lo hará de nuevo, con más fuerza. La diferencia la hará si aprendemos la lección. No podemos seguir reconstruyendo lo mismo en el mismo lugar vulnerable.

Se trata de planificar con la memoria puesta en las pérdidas pasadas y con el futuro puesto en la seguridad de nuestros hijos. Esto requiere una decisión política valiente: limitar el crecimiento caótico de las grandes ciudades costeras y andinas expuestas, y redirigir el desarrollo hacia una red de poblaciones menores, seguras y prósperas.

Es un acto de justicia territorial. Es proteger primero a los más pobres, que suelen ser los más expuestos. La mejor medida frente a El Niño no es solo un buen sistema de alerta; es un territorio bien organizado, donde la vida humana se asiente con dignidad y con inteligencia, en armonía con la fuerza de la naturaleza.

Unámonos en esta planificación preventiva. La próxima crecida no debe encontrarnos desprevenidos.

Gracias.