Fortalecer sus capacidades técnicas internas para la formulación, evaluación y seguimiento de proyectos verdes y climáticos, especialmente en monitoreo, reporte y verificación (MRV).
Desarrollar una cartera sólida de proyectos bancables climáticos, especialmente en territorios vulnerables, que permita acceder de forma más eficiente a fondos internacionales.
Integrar plenamente los riesgos climáticos en su gestión financiera, evitando la exposición a activos varados y priorizando inversiones resilientes.
Facilitar el acceso de los gobiernos locales al financiamiento climático, reduciendo barreras técnicas y administrativas que limitan la participación de municipios y juntas parroquiales.
Articularse estratégicamente con organismos multilaterales y la cooperación internacional, para ampliar el volumen de recursos disponibles y mejorar condiciones financieras.
“Desafíos y Oportunidades del Financiamiento Climático en América Latina y el Caribe” (Galindo, Lorenzo y Pereyra, 2022).
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Yo considero que los principales retos del BDE en el proceso de acelerar la movilización de financimiento climático serían los siguientes: