La formulación de proyectos de cambio climático es un proceso clave para transformar los desafíos climáticos en acciones concretas y sostenibles, orientadas a la mitigación de emisiones y a la adaptación de las comunidades y los ecosistemas frente a los impactos climáticos.
Un proyecto bien formulado parte de un diagnóstico claro del problema, identificando riesgos climáticos, poblaciones vulnerables y sectores prioritarios como la agricultura, la ganadería, los recursos hídricos y la infraestructura. A partir de ello, se definen objetivos claros, resultados medibles y actividades alineadas con políticas nacionales e internacionales de cambio climático. Asimismo, la formulación debe incorporar enfoques transversales como la participación comunitaria, la equidad social, la sostenibilidad ambiental y la gestión del riesgo. Estos elementos fortalecen la viabilidad del proyecto y facilitan el acceso al financiamiento climático, tanto nacional como internacional.
Finalmente, contar con proyectos técnicamente sólidos permite a los gobiernos, organizaciones y comunidades anticiparse a los impactos del cambio climático, reducir pérdidas económicas y proteger los medios de vida, contribuyendo al desarrollo sostenible y a la resiliencia climática.