Actualmente, los pronósticos no señalan un escenario de El Niño en Ecuador para finales de 2025, sino más bien la consolidación de una fase La Niña, caracterizada por temperaturas oceánicas más frías y lluvias reducidas en la Costa ecuatoriana.
Escenarios climáticos estimados
- Condiciones oceánicas: El Pacífico Ecuatorial muestra anomalías negativas de temperatura, confirmando un enfriamiento sostenido. Esto indica que Ecuador se encuentra bajo la influencia de La Niña y no de El Niño.
- Costa ecuatoriana: Se prevén menores lluvias y temperaturas del mar por debajo de lo normal durante diciembre 2025 – febrero 2026.
- Región Andina: Posible reducción de precipitaciones, con riesgo de sequías localizadas que afectarían agricultura y disponibilidad de agua.
- Amazonía: Menor humedad en comparación con años de El Niño, aunque con eventos de lluvia intensa en zonas puntuales.
- Impacto regional: Mientras Ecuador experimenta déficit de lluvias, países como Colombia y Brasil registran exceso de precipitaciones por el desplazamiento de la humedad hacia el norte.
Diferencias clave entre escenarios
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Fenómeno |
Escenario en Ecuador |
Impactos principales |
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El Niño |
Aumento de lluvias en la Costa y riesgo de inundaciones |
Daños en infraestructura, pérdidas agrícolas, desbordes de ríos |
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La Niña (actual) |
Reducción de lluvias en la Costa y enfriamiento oceánico |
Sequías, estrés hídrico, afectación a cultivos y embalses |
Implicaciones para la gestión
- Agua y embalses: Riesgo de menor recarga hídrica, lo que exige optimizar la operación de embalses y sistemas de riego.
- Agricultura: Mayor vulnerabilidad de cultivos dependientes de lluvias; se recomienda diversificación y uso de riego tecnificado.
- Energía hidroeléctrica: Posible reducción de caudales en ríos, afectando generación eléctrica.
- Alertas tempranas: Es clave fortalecer sistemas de monitoreo hidrometeorológico para anticipar sequías y lluvias intensas puntuales.
Conclusión
En lugar de un escenario de El Niño, Ecuador enfrenta una fase de La Niña para el periodo diciembre 2025 – febrero 2026, con déficit de lluvias en la Costa y riesgos de sequía en la Sierra y Amazonía. Esto implica que la planificación debe enfocarse en gestión hídrica, seguridad alimentaria y resiliencia energética.