. Integración de mitigación y adaptación
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Mitigación: Disminuye la magnitud del cambio climático mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (por ejemplo, energía renovable, eficiencia energética, reforestación).
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Adaptación: Aumenta la capacidad de los sistemas humanos y naturales para resistir y recuperarse de los impactos del cambio climático (por ejemplo, agricultura resiliente al clima, infraestructura resistente a inundaciones).
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Sinergias:
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Por ejemplo, un proyecto de reforestación puede capturar carbono (mitigación) y proteger cuencas hídricas, biodiversidad y suelos (adaptación).
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Estas sinergias generan múltiples beneficios: protección de medios de vida, seguridad alimentaria y salud.
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2. Interconexión entre sistemas naturales y humanos
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Los sistemas naturales (bosques, suelos, ríos, ecosistemas marinos) proporcionan servicios esenciales: agua potable, alimentos, regulación del clima, control de inundaciones.
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Los sistemas humanos dependen de estos servicios para la salud, medios de vida y seguridad económica.
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Alteraciones en un sistema (por ejemplo, degradación de suelos) afectan directamente al otro, aumentando vulnerabilidades.
3. Impactos positivos en el desarrollo resiliente
Cuando se integran mitigación, adaptación y la gestión de sistemas interconectados se logran efectos como:
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Salud: Menor exposición a enfermedades climáticas, aire y agua más limpios.
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Medios de subsistencia: Agricultura y pesca más sostenibles y resistentes al clima.
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Seguridad alimentaria: Mayor estabilidad en producción de alimentos.
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Suministro de agua: Protección de cuencas y gestión eficiente del recurso.
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Seguridad humana: Reducción de riesgos por desastres climáticos y pérdida de infraestructura.
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Crecimiento económico: Inversiones sostenibles, reducción de pérdidas económicas por desastres, creación de empleos “verdes”.