Queda claro que existe un vínculo directo entre las acciones de mitigación y
adaptación al cambio climático con el objetivo de alcanzar un desarrollo resiliente; no obstante es imprescindible destacar que las acciones de forma aislada por sí mismas no son suficientes, sino que debe sumarse a estas la interconexión entre los sistemas naturales y humanos, es decir la generación de una conciencia social que proteja su entonro es fundamental para lograr cambios siginificativos.
La mitigación y la adaptación por ello deben ser vistas desde un enfoque integral y de manera complementaria, pues juntas fortalecen la capacidad de las comunidades o sociedades para enfrentar el cambio climático que ha generado impactos tan evidentes, permitiéndonos encontrar soluciones más efectivas que nos permiten desarrollarnos de forma ambiental y socialmente equitativa.
Éste tipo de soluciones genera no solamente cambios positivos en el medio ambiente circundante, sino también permite encontrar a la población local alternativas de desarrollo que permiten por ejemplo el uso de energías limpias, gozar de una mejor calidad del aire, mejorar la seguridad alimentaria e incluso reducir riesgos o evitar pérdidad económicas por futuros eventos cimáticos.