Las acciones de mitigación y adaptación, así como la interconexión entre los sistemas naturales y humanos están vinculados porque permiten condicionar de manera resiliente la realidad de los ecosistemas. Los esfuerzos destinados reducir la emisión de gases de efecto invernadero derivadas de actividades antrópicas, se traducen en la reducción de escenarios climáticos extremos, a la vez reduce la ocurrencia de desastres naturales (inundaciones, deslizamiento de tierra, entre otros).
Al vivir en un sistema cerrador global, las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático generan un efecto dominó positivo para que los fenómenos que ocurren en la biósfera y su influencia sobre los seres vivos, logran alcanzar realidades similares a la época preindustrial. Sin embargo, estos esfuerzos están aún lejos de generar este último resultado deseado.