El modelo de equidad territorial de los municipios es una estrategia utilizada para garantizar que los recursos y beneficios del Estado se distribuyan de manera más justa entre las diferentes regiones o municipios de un país. Su objetivo es reducir las desigualdades territoriales y asegurar que todos los territorios, independientemente de su tamaño, población o nivel de desarrollo, tengan acceso equitativo a los servicios y oportunidades.
Este modelo se enfoca en:
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Distribución de recursos públicos: A través de mecanismos de transferencia de recursos desde el gobierno central hacia los municipios, con base en criterios que busquen corregir disparidades en infraestructura, salud, educación, y otros servicios esenciales.
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Consideración de las características regionales: Toma en cuenta aspectos específicos de cada territorio como la pobreza, la ubicación geográfica, la densidad poblacional, las necesidades de infraestructura y otros indicadores sociales y económicos.
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Desarrollo sostenible y equilibrado: Busca que el crecimiento económico y el desarrollo social no se concentren únicamente en algunas áreas, sino que se distribuyan de manera equilibrada para evitar la concentración de la pobreza o el subdesarrollo en ciertas regiones.
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Participación local: En muchos casos, el modelo de equidad territorial también implica la participación de las comunidades locales en la toma de decisiones sobre cómo deben ser distribuidos los recursos, permitiendo una mayor adaptación a las necesidades específicas de cada municipio.
En resumen, el modelo de equidad territorial busca la igualdad de oportunidades para todos los municipios, independientemente de su situación inicial, y promueve un desarrollo más inclusivo y justo a nivel local y regional.